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Impronta en las dunas

Yo en el país de las alicias.

    Los relojes lamen mis circunstancias con ensañamiento. Engordan con mi tiempo cual termitas en un viejo caserón de Nueva Orleans. Pero nada de blues, sólo el tictac monocorde y un vaciamiento insomne. Las noches y los días como un parpadeo de la realidad intentando reconocerme. Me he malgastado en pos de un porvenir enraizado en el pasado, consigna que ha hecho del instante un precario escalón de una escalera apoyada en el aire. Sigo siendo un niño de ojos grandes, abiertos a una interminable campaña por fabricar un paraíso de alicias en un laberinto de espejos.   

2 comentarios

Maria Elena Lee -

Al visitar el calvero después de tanto tiempo siento la inevitable culpa de no haber disfrutado antes de tus creaciones por estar enredada en impartir clases en la universidad. Este poema como siempre los tuyos me provova sentimientos muy profundos y este me remonta a mi niñez cuando el espejo de la coqueta era mi juguete mágico
que me transportaba a otras dimensiones. Una vez más no tengo palabras para calificar este hermosísimo poema, que me evoca tiempos pasados llenos de encanto

Abel German -

El eterno paso del tiempo. La eterna frustración de las utopías. Y la eterna inocencia del poeta. (Una inocencia lúcida.) He ahí tres grandes temas de la literatura que Andrés, hábilmente, nos entrega en apenas trece hermosas líneas. Una proeza.