El comentario
Siempre voy al final de mis artículos y me encuentro con un lacónico: Sin comentarios...¡Ese es el comentario! Me aturde el ruidoso silencio del desierto, la algarabía de las ausencias, la plenitud de la monotonía. Creo que estoy cayendo en la trampa del hastío y no sé mirar, oír...sentir, sólo recuerdo. Sin comentarios. Son peligrosos los lamentos, en el desierto son improcedentes las lágrimas y Dios mira hacia otra parte. La paciencia es necesaria en la mochila. Al final, puede que no esté dando vueltas alrededor de un hueco negro y llegue a alguna parte. Oigo pasos.
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HACKED -
Maria Elena Lee -
Abel German -