La esquina para las evasiones.
La soledad compartida con distancias intratables es propicia para escuchar la voz. Es una voz curtida por los éxitos y fracasos, la voz del que siempre está despierto sin ser un ángel, pero nos guarda. Nuestra otra voz. Escuchar tal vez no es preciso, se intuye como poema, como sueño o sobresalto.Dice la Voz:
Hay una esquina para las evasiones en la ciudad imposible. Podrás llevar el rostro en el bolsillo y abstraer la sonrisa para inoportunos viandantes, ser tan tú mismo que serás otro. Te ladrará la memoria y si no abres la puerta del olvido y corres por los pasillos de tan retorcida ciudadela no escaparás a la mordida. No sé si valdrá la pena esa esquina. No sé si valdrá la pena escaparse. De todos modos, saber su ubicación reconforta.
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Abel German -