El bosón de Higgs.
Hay horas propicias para escuchar la Voz en la undosa revelación del mar muerto, la hora del crepúsculo. Andestdi sabe que la Voz opina desde las más disímiles afinidades y discrepancias. No siempre está de acuerdo con la Voz y tal vez debiera estarlo, pero puede que el mensaje sea sólo una provocación interior, un estímulo para nuevos enfoques. Dice la Voz:
Dios es y no es, por eso hay que escucharle. Las palabras íntimas de Dios son los matices del silencio, los imaginarios volúmenes del vacío, infinitesimales partículas poéticas dando cuerpo al poema de la Realidad. A Dios no se le cree, se le crea con el eco de su propia voz.
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Maria Elena Lee -
Abel German -