Arena y caravanas.
La arena, receptora de ocasos, es arrastrada al baile y agrisa el cielo; el mar se deja seducir por los tonos tristes. El cielo, el mar, la arena, cruzan a través de mis ojos y las caravanas de espectros de un futuro que no me pertenece. No hay más oasis que este instante en que escribo y me someto al embrujo de las palabras. Llegué hasta aquí en una de esas caravanas, hija de otros vientos y otros espejismos. Ahora sólo espero.
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Abel German -