Expiro de pura necesidad de ser.
El horizonte se desploma en el deseo de abarcar las ausencias. Es contradictorio, pero resulta un acto feliz. Me asomo así a las posibilidades de mis limitaciones, que consisten sobre todo en quedar satisfecho ccon casi nada. Expiro de pura necesidad de ser, me incinera la mala memoria de los seres queridos que se aferran al espectáculo de nuevas perspectivas y me dejan yaciente en ese panteón reservado a los suicidas vergonzantes. Sin cruces ni epitafios y pájaros cantando en la madrugada. Yacer andando.
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Abel German -