Mañana de Enero.
Hay un espacio precavido en mis andanzas que me espanta en el momento de acogerme. Troca el destello en parpadeo, anochezco de un modo lúgubre en la luminosidad de la mañana. Ella teclea desmesura en su íntimo chatear con la tristeza. Enero aún no se anima y en el aire ruge cierto animal mecánico, como quien anuncia tormentas de polvo. Seguramente no nos merecemos tanta tristeza, nadie la merece.
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Abel German -
Robert -