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Impronta en las dunas

Mañana de Enero.

    Hay un espacio precavido en mis andanzas que me espanta en el momento de acogerme. Troca el destello en parpadeo, anochezco de un modo lúgubre en la luminosidad de la mañana. Ella teclea desmesura en su íntimo chatear con la tristeza. Enero aún no se anima y en el aire ruge cierto animal mecánico, como quien anuncia tormentas de polvo. Seguramente no nos merecemos tanta tristeza, nadie la merece.

2 comentarios

Abel German -

La poesía tiene la rara virtud de embellecer hasta la tristeza. Este poema se agradece precisamente por eso. Al leerlo uno siente que la tristeza (casi siempre inmerecida y casi siempre inevitable) también puede ser fecunda.

Robert -

La tristeza es uno más de nuestros estados de ánimos, de nuestros anárquicos estados de ánimo. Quizás nadie la merezca pero, a veces, me parece un purificador estado de ánimo.