El puente de los buenos.
El efecto es sorprendente, parodia lluvias, escalofríos. Se despeja el hombro en el horizonte de la brisa. Con un pronóstico así los parasoles enferman en pasarelas de paraguas y la arena es sólida referencia. Hace años no sucedía algo semejante, los relojes dalineanos se comportan racionales y miden con exactitud los sueños, sin tictaces, blanduras ni pausas, poblando de hijos la paranoia de Cronos. Hay simpleza en el paisaje de buscasoles desorientados. Un niño comienza a olvidar la muerte buscando palabras, saboreándolas. Un agonizante, poco a poco, recobra la memoria olvidando. Por el puente de los buenos pasan y pasan, preguntas recién contestadas.
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carlos -
Abel German -