Al observar esta imagen me recuerda lo que suelen ver los niños: cascadas de luces; palacios de luces; un mundo de luces. Basta con que cierren un poco los párpados, o que imaginen, o que, simplemente, miren desde ese ángulo privilegiado del que aún no conoce y que, por convención (no por convicción), se llama inocencia.
1 comentario
Abel German -