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Impronta en las dunas

Vestido arriba.

Vestido arriba.

    Esa mujer se ha desnudado vestido arriba con la dejadez del cansancio. Ahora yace con todas sus formas en ofrenda a la obscena apetencia de tus manos. Huele como un templo que se defiende con una maldición, eso te hace vacilar en los límites y no sabes si aún la deseas. Permaneces vestido, extraño, frío, disolviéndote en la luz que la baña. La luz juega con su pelo desbordado y el lecho revuelto que ya te está olvidando. Sales y eres otro.

2 comentarios

Abel German -

Otro poema del sexo, del amor, que me deja un poco perplejo, porque es el sexo y el amor después del sexo y el amor, pero aún vivo, como si se tratase de una pausa. La pausa en la que se medita y se juzga para superarse a sí mismo y ser otro.

Yo -

La foto es una de las sugerentes proposiciones de la eternamente joven Francesca Woodman.