Consuelo de la víctima.
El tiempo es un gato. Nos gusta tanto su textura y los arrumacos con que responde a nuestros caricias que olvidamos somos apetitosos roedores. Pero tenemos un consuelo: antes de devorarnos, siempre juega.
El tiempo es un gato. Nos gusta tanto su textura y los arrumacos con que responde a nuestros caricias que olvidamos somos apetitosos roedores. Pero tenemos un consuelo: antes de devorarnos, siempre juega.
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Abel German -