Mi yo especular.
Empalidecen las ramas del aire. Pierden sugerencias los jirones de nubes, plumas de ángeles apaleados. Un polvo finísimo arcaíza las ilusiones. Voy hasta el espejo, no para hacer preguntas, afuera no hay respuestas. A veces uno escoge el dolor como alivio para suprimir oquedades y esparcir las cenizas de tantos sueños abortados. Mi yo especular, indulgente, me matiza con inversiones. Le sonrío, me sonríe; yo digo y él calla.
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Abel German -