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Impronta en las dunas

Se abre una nueva puerta.

Se abre una nueva puerta.

    Amigos, inprontaenlasdunas se abre a una nueva posibilidad de expresión. El nuevo calvero, que en ningún caso desplaza a este, se encuentra en la siguiente dirección: http://inprontaenlasdunas2.blogspot.com , allí los espero con nuevas posibilidades tecnológicas y de comunicación. ¡No falten!

Bebamos una copa.

Bebamos una copa.

Bebamos una copa

Tristeza

servida por el Sol que parte

Vacía está la mesa del café

vacío

vacía la calle

sólo voces de ayer

y de mañana

voces de mi vida

Tristeza

Bebamos una copa

amiga.

La Recreación.

La Recreación.

Y la luz lo era todo, invisible

Y Dios dijo: ¡Deshágase la luz!

Y la luz se deshizo en siete plumas

el ala de donde  nacieron los pájaros

Siete hojas

para siete árboles

Siete gotas de lluvia

para los primeros siete ríos

que desembocaron en las oquedades de los mares

Y fue el mar

y los peces

también las barcas que exigieron remeros

y Dios tuvo que crear el ancla

los faros de luz intermitente

con diminutas luciérnagas amaestradas

Tuvo reminiscencias de sí mismo

desnudo

hastiado

sólo sobre las hierbas

buscando una mujer entre sus muslos

y supo que ella había estado

que ella es la madre del mundo

y el hombre

cuando la penetra

sólo quiere regresar

Dios no hacía más que recordar

un futuro que ya había olvidado.

La nave inmóvil.

La nave inmóvil.

    Detenida en el horizonte la movía con mi deseo de viajar. Era una nave brotada de la neblina con un velámen transparente resistiendo el aire con sus hilos de luz. Sobre las olas encarnaba el movimiento sugerido por la imaginación, la voluntad metamórfica del poeta, en diecisiete sílabas mágicas recitadas por un dios:

                         " ¿Es o no es

                          el sueño que olvidé

                          antes del alba?"

Poema potencial.

Poema potencial.

    Húmedo de ausencia de lluvia, barrido por vientos calmos que han olvidado cómo se pasean las nubes. Respirando el eco insoluble de la arena que busca una voz en los valles mudos. Todo, bajo las luces de un cielo desconocido, en el que ningún castigo ha fabricado constelaciones, un cielo por el que nadie ha muerto o amado. Cielo de antes del sueño y después. Es el poema que nadie ha invocado, esa porción de nada.

En Paris sin aguacero.

En Paris sin aguacero.

Yo no he estado en Paris

o sí

acaso soy una frustración junto al Sena

                                          vagando entre fantasías balzacianas

                                                         héroe de taberna que huye

                                                         con su arco de triunfo en ruinas

                                                         tras la batalla con la nostalgia.

Allá

       el barco de Anäis

       espectro escoltado por cuerpos suicidas y

acullá

          la gran espina de acero y luz

          trascendiendo la magia de las postales

Tal vez no soy más que lo que soy

un pobre indocumentado

               con sólo su memoria

               noctámbulo en un barrio abuhardillado

               poblado de fantasmas

               mientras un aire frío arrastra

               hojas de ilusión

               junto a preservativos y cigarros

 

La sombra de Casals volviendo a La Habana

Casals por Aguiar bajo la lluvia

un domingo ubicuo de Marzo

y el viento arrastrando tristezas y basuras

de una ciudad carcomida

y a retazos amarga

   seguramente he estado en Paris

   y no he sabido regresar.

Despertares.

Despertares.

    Nunca he tenido el sueño de Coleridge, al menos no lo recuerdo. Pero sí he despertado con la sensación de que en algún lugar me han arrebatado una flor.

Fundación.

Fundación.

Si pudiera fundar una ciudad

con una primera piedra

única

tallada por el aire ancestral

Fundarla sin nombre

Preñada de historia

por acaecer

Muda

Fundar las ruinas de una ciudad

Desaparecida no se sabe cuándo

Destruida por no se sabe qué.

Vestido arriba.

Vestido arriba.

    Esa mujer se ha desnudado vestido arriba con la dejadez del cansancio. Ahora yace con todas sus formas en ofrenda a la obscena apetencia de tus manos. Huele como un templo que se defiende con una maldición, eso te hace vacilar en los límites y no sabes si aún la deseas. Permaneces vestido, extraño, frío, disolviéndote en la luz que la baña. La luz juega con su pelo desbordado y el lecho revuelto que ya te está olvidando. Sales y eres otro.

Lugar común y único.

Lugar común y único.

    El cuerpo devuelve espasmos y transgresiones cuando la Luna hace de lámpara íntima. Los poetas concurrimos a la cita, afirmando rehuir los lugares comunes y mirando con desdén a la Luna en plenilunio. Nos invade la envidiosa rabia de llegar tarde a ciertas imágenes, sabiendo que el amante es siempre el mismo alelado que regala a su amada un rayo de la diosa.

Motivaciones.

Motivaciones.

    Hay una entelequia renovadora distribuida en la cosmética, cierto genio erótico en la lencería, un demiurgo apetente en las golosinas. Oportunos cuando el deseo estira su sombra a la luz oblicua de las necesidades. Estamos poblados de esas criaturas pragmáticas, haciendo pedidos a la insinuante camarera de las horas. Desde el cielo, los fantasmas nos hacen guiños disfrazados de luz.

Mi yo especular.

Mi yo especular.

    Empalidecen las ramas del aire. Pierden sugerencias los jirones de nubes, plumas de ángeles apaleados. Un polvo finísimo arcaíza las ilusiones. Voy hasta el espejo, no para hacer preguntas, afuera no hay respuestas. A veces uno  escoge el dolor como alivio para suprimir oquedades y esparcir las cenizas de tantos sueños abortados. Mi yo especular, indulgente, me matiza con inversiones. Le sonrío, me sonríe; yo digo y él calla.

Después trascendente.

    A la pobre alma, recién salida de su cuerpo inerte, le dice Dios con una alegría rutinaria:

    - ¡Bienvenida a la Eternidad!

    La incorpórea silueta mira el infinito mar de luz sin formas y replica:

- ¡Así...?

- ¿No te hace feliz?- le pregunta Dios de oficio.

- Prefiero la muerte- es lo que responde.

-Es esto.

- ¡No, no! ...quiero decir la muerte sin más allá o...más acá, no sé...¡dejar de ser, eso!

    Por costumbre perceptual humana, el alma cree avizorar un rasgo de divina tristeza en Dios cuando dice:

- ¡A mí tampoco me gusta ser Dios!

Memorias del Ego.

    Huir hacía un mundo sin comparaciones, donde la visión de mí mismo sea un criterio absoluto. Sentir que la moral propia está en el centro mismo del motor del universo y nada me ha de contrariar con una u otra valoración, con uno u otro gesto hostil arropado a veces con una equívoca cordialidad. Ser inteligente, lo suficiente como para ser la inteligencia misma, por encima de toda polémica enraizada en la lógica, ser la lógica en sí, presumiendo de locura en la anatomía de los dioses. Ese deseo ahora, justo cuando se ha roto el espejo y no me queda otra referencia que tus ojos. Me miras con odio, odio argumentado con sustancia de tiempo y esa mirada no favorece en nada a mi imagen. Necesito huir a esa otra habitación con todos mis átomos y así sostener el culto íntimo al dios que soy.

Cosas de la noche.

    Ya los gatos no maullarán más esta noche. Están agotados de arañar al silencio y disolver tinieblas con las brasas de sus ojos. De cualquier modo sabré, que andarán por ahí olfateando el amor con sigilosa continuidad.

Continuidad.

Continuidad.

    Nunca terminaba de leer un libro. Para que sea como la vida, decía. Siempre hay un antes y un después, eso es lo que tiene sentido. En ocasiones soñaba un final que le servía a todos, pero lo olvidaba al despertar. Esos días sentía  una triste incomodidad.

Hubo.

Hubo.

Hubo una vez una casa que habité

Hubo unas calles, unos amigos, una ciudad

Hubo una tristeza que se pegaba a los tabiques

          y bramaba por las ventanas

Hubo una brevedad dentro de la brevedad

          Ahora vivo en otra casa

          que ya empiezo a olvidar.

Ciclos.

Ciclos.

Cuando muera el último hombre

nacerá el primero

en un paraíso sin memoria

con peligros elementales

para engendrar el recuerdo

Cambio de signo

en la matriz de la Nada.

Nombre arquetípico.

Nombre arquetípico.

Dicen

que cuando Dios nos llama

lo hace con nuestro nombre arquetípico

Sólo lo oímos esa vez

y nos volvemos olvido

Unicamente Él lo recuerda

y con él llama a todos sus hijos.

A veces sueño lo que nadie sueña.

A veces sueño lo que nadie sueña.

    A veces sueño lo que nadie sueña, entonces rozo la realidad. Soñé que era un estúpido agujero negro, absorbiendo aquí para arrojarlo allá, sin tener noción de aquí  y menos del allá. Una labor absurda, labor de sueño, de fatuo agujero negro recién descrito en un embrollado cálculo matemático, correcto por hermoso según dijo alguien. Absorbía caos y vomitaba caos en otra dimensión que vendría a ser algo así como la papelera de reciclaje de mi ordenador, sólo que se me antojaba irrecuperable, en la lógica de mi sueño lo era. Pero sucedía algo interesante por lo que me contrarió despertar, en el allá yo no era un hueco oscuro vulgar. Era un fastuoso y creativo Big Bang.